La resurrección de mi ser

Erase una noche fria de abril, la lluvia golpeaba la ventana y la esperanza de poder recrearme era cada vez mas lejana. Entre números de teléfonos, mi persona se movía, dejando al alma alejada de todo, pensando en lo que podría y no fue. Ya no sabía si dejar al sueño atrapar mi mente o darme una tregua frente a la tele.

Cuando todo parecía perdido lo vi claro, entonces pude acicalar mi alma. Pelo enyesado, olor en la ropa a algo que llaman dulce y una expresión de ilusión en la cara no expresada por mi. Salí corriendo y mirar hacia donde se pone el sol y las valquirias dejan ver su lúgubre sonrisa. Me adrentré en aquel bar, donde en medio de los demonios que habitan en los infiernos, surgieron uns ángeles que me hicieron tocar el techo con los pulmones. Allí estaban esas criaturas divinas, creadas de madrugada, con fiebre de pasión, luz de los sueños ya cumplidos y aliento de la esperanza más anhelada. 

De pronto, las mas remotas cintas del cielo abrieron paso a las sensaciones. Sentir el húmedo aliento de una hiena es algo que no se describe con palabras, solo se siente, si te adentras a los submundos donde ellas son las reinas.

Esos ángeles, con delquima en las sombras supieron curar todo lo que en mi cabeza molestaba y en mi mundo de ideas pinchaba, como el cristal mas afilado. Uno de ellos se acercó y me susurró "volverás a reir". Ahí comprendí que mi dolor se marchitaba como una rosa sin sol, desde ahí, todo volvió a cambiar.

Cuando los guardianes del infierno me dejaron salir, mi cara ya no mostraba esa sensación de alegria no expresada por mi, sinque que ahora sentía paz, recobré la ilusión que hacía algún tiempo se me fue con aquel personaje que resultó ser una nube de humo.

Ahora, me adentro en el cielo, e intento tocarlo con suaves indirectas. Caigo desde lo más profundo de mi ser, y me subo con ellos, quiero que me lleven volando hacia como son. Para conseguirlo, preparo la poción de ilusión, una ramita de amistad, unas gotas de amor (sin poner demasiado), unos polvos de calor, un puñal con la sangre perdida en la batalla, y leche de los sueños no concebidos. Ahora quiero que todo resulte real.