CAPÍTULO 9. LA CARA DE LA VERDAD
Eran las 21.53 cuando África aparcó el coche enfrente de la casa que había en la calle La Rosaleda, en el número 7, pero ella sabía que, en realidad, la visita a la casa no iba a ser igual que la del día anterior: hoy en esa casa, el misterio en el que pensaba las 24h del día iba a llegar a su fin.
No dudó en bajarse del coche y tocar a la puerta pero esta no se abrió, asique empujó ella. Dentro, había un gran recibidor, sucio y oscuro, con muchas puertas y justo enfrente una gran escalera que se ramificaba en dos al llegar al piso superior. La luz del sol apenas entraba por las rendijas de las ventanas tapadas con tablas. África se situó a un lado de la puerta de entrada, justo delante de otra gran puerta.
-¡África! - exclamó una voz en la puerta principal.
- Joder, Begoña, que susto me ha dado – África sintió una gran desilusión al ver a la jueza.
- Lo siento. ¿No te parece que ya va siendo hora de que me hables de tu? Hay confianza – Begoña utilizó un tono de voz amable, que no le pegaba para nada.
-Perdone mi sinceridad, pero yo no tengo ningún tipo de confianza con usted
La jueza se giró y se puso a observar un gran cuadro
- Hacía mucho que no entraba a esta casa –la jueza hablaba en un tono cariñoso, que tampoco le pegaba- Son muchos recuerdos. Esta es la casa de mi familia, donde nos hemos criado, mi hermana y yo. Son muchas las tardes en las que jugábamos aquí Álvaro, Bea y yo. Éramos muy felices. Ahora mira en lo que nos hemos convertido – el tono cambió, ahora mucho más furtivo- todo enemigos, guiados por el rencor y el odio, cada uno con una cara distinta, con una sola verdad, que en realidad, no es verdadera. Esta noche, todos los que estemos aquí estaremos por odio.
- Perdone que le diga, pero yo no estoy aquí por odio, estoy implicada en algo que no entiendo…
- Te equivocas – Begoña la interrumpió, en sus ojos se le notaba la ira – si estás aquí es porque tú has querido y, si, estás movida por el odio. En realidad nos odias a todos, incluso a tu marido, que fue capaz de suicidarse por una mujer a la que apenas conocías y sin ni siquiera contarte lo que pasaba.
- La que te equivocas eres tú. Es cierto que estoy aquí porque quiero, por supuesto, pero lo que me hace estar aquí es una única verdad, saber porqué Isaac hizo lo que hizo y porque no quiero que se manche su nombre para siempre. En cambio, jueza, usted no busca la verdad, busca culpables de algo que nadie sabe. Busca venganza con su hermana y todavía no sé porqué, solo quiere culpar de su mierda de vida a su hermana, ¿no es cierto?- África usó un tono un tanto exagerado para hacer a Begoña confesar.
- ¡CALLA! – la jueza estaba llorando- Si, yo odio a Beatriz, ¡si! Pero ella también me odia a mí: Éramos jóvenes. Yo, en julio empecé una relación con Álvaro, y cuando volví de estudiar ella me confesó que estaba embarazada de él… me había quitado toda mi vida. Y yo, aun encima la ayudé a abortar…
- ¡MIENTES! – una voz muy potente sonó en una de las escaleras. Bea bajaba por ésta.- Tu siempre mientes, tú me obligaste a abortar, fue por estas escaleras por las que me tiraste, ¿ya no lo recuerdas?
- Bea - Begoña uso un tono suplicante - ¿Por qué nos has citado aquí? ¿qué quieres de mi?
- ¿Bromeas? Yo he recibido la carta igual que todos, no las envié. Ni quiero nada de ti, bastante daño me hiciste ya.
- ¿Y tú a mí qué? ¿Eh? Me quitaste a Álvaro…
- No, él nunca te quiso… - Beatriz empezó a levantar la voz
- Es cierto, Begoña – Álvaro apareció por la otra escalera - Yo no quería nada contigo, te lo dejé bien claro, pero tú no me dejabas vivir, estabas obsesionada, enferma… De hecho, has vivido engañada, por ti misma, sin aceptar la realidad…
- Vosotros dos me destrozasteis la vida, una vida llena de escombros que nunca pude llevar adelante – Begoña estaba llorando de rabia.
- ¡¿Y qué querías que hiciera?! Algo que no sentía!!! PUES NO – Álvaro grito, se le salían los ojos de las orbitas.
- Sabes bien que Bea nunca te ha querido como yo.
- ¿Qué?- Bea saltó- Me hice pasar por lesbiana y me tuve que acostar con una anciana de 80 años por él…
- Eso no demuestra nada – La jueza se quedó sin argumentos - ¿y por qué lo hiciste?
- Te lo contaré yo - Álvaro bajó hasta el último peldaño, al lado de Beatriz y enfrente de África y Begoña- Yo, como vosotros sabeis, me crié con mis “tios”, una familia a la que supuestamente mi madre me vendió. El papel de Bea era enterarse de porqué lo hizo, utilizamos la soledad de mi madre para que Bea se metiese en su vida. Con el tiempo demostró que ella no quería abandonarme, sino que mi padre, el señor Albeleira la obligó. Fingí un suicidio para los medios para hacer aparecer a mi padre pero éste estaba muerto. La situación se me fue de las manos. Mi madre se enteró de mi defunción en Paris, asique no pude avisarla. Entonces, en el registro me enteré de que tenía un hermano. A los pocos días, mi madre se suicidó y mi hermano, autoculpándose, hizo lo mismo…. En unos pocos días me quedé sin padre, sin madre, sin hermano... sin mi vida…
- Pero…- África habló después de mucho rato- Se supone que tu sabias porque Isaac se suicidó.
- ¿Yo?, pero si yo a Isaac no lo conozco personalmente.
- Entonces, ¿porqué el me pidió que te buscara?
- Supongo que ya nadie te lo podrá explicar – Álvaro habló con un tono de pena aunque a él le daba igual.
África se movió, se colocó justo en el centro del círculo que se había creado. Empezó a girar y a hablar, mirando a las otras tres personas a los ojos.
- Te equivocas – su tono cambió radicalmente – Isaac me lo explicará.
- ¿Qué? – gritaron atónitos los otros tres – Isaac está muerto.
- ¿Seguro? – contestó África - Isaac no está muerto. La noche que me dijeron que se había suicidado, sus propios compañeros de la policía criminalística no me dejaron ver su cadáver, y junto antes de eso, en la comisaría cuando la jueza Carrasco me estaba interrogando, Julián, un policía, entró en la sala para decir que había muerto. Yo salí de la comisaria a las 22. 35 según el informe de la Jueza, pero, en el acta de defunción de Isaac ponía que la hora de su muerte fue 23. 15… ¿Me avisaron de su muerte un rato antes? En mi casa, el DVD que encontré de Isaac había sido puesto allí mientras yo estaba en la comisaría, su agenda estaba en blanco, por lo que sabía lo que iba a pasar, además de las flores del cementerio que tenía su padre, flores frescas. Él no solía leer en la cama, pero allí estaba el libro, una semana después de su muerte con la dirección de esta casa, ¿no creéis que son muchas coincidencias?
- Pero, entonces, ¿Isaac nos ha citado aquí? – Preguntó Beatriz.
- No, yo os he citado, a todos para aclarar todos estos acontecimientos – Contestó África- Yo os mandé las cartas ayer citándoos aquí, de hecho, me mandé una a mí misma, porque pensaba que Begoña vendría a esta casa ayer, y si volvía, ella debía ver que yo también tenía una carta. He pasado la peor semana de mi vida, y ahora quiero respuestas. Las tengo casi todas, pero me falta una – África levantó la vista y gritó - ¡ISAAC SAL DE DONDE ESTÉS!
Pasaron unos segundos muy duros para todos, finalmente:
- Aquí estoy – Isaac salió de entre una puerta a la espalda de Begoña. Se colocó cerrando el círculo, con África dentro – No, no sé qué decirte, solo te pido perdón…
- Dime tan solo el porqué.
- Está bien: Cuando yo era niño, mi madre se enteró de que mi padre tenía un hijo con la escritora esa, por esto, mis padres se separaron. Él siempre estaba pendiente de que a su otro hijo no le pasara nada, y mi madre, cayó en depresión y se refugió en el alcohol. Yo a mi padre casi no lo veía, tenía que vivir tirando adelante con mi madre. Hace cosa de algunos años decidí buscar a mi hermano Álvaro pero mi padre me lo impedía y nunca me contó nada. Cuando él murió tuve vía libre para encontrarle. Entre las cosas de mi padre encontré una carta de Laura Sanz poniendo que quería conocer a su hijo, y le recriminaba que se lo había robado. Me puse en contacto con Laura, haciéndome pasar por un “amigo” de Álvaro; yo le contaba cosas falsas de él y ella a mí lo poco que sabía. Cuando lo del falso suicidio, yo la llamé para contarle que se había suicidado porque estaba solo sin familia alguna, asique ella, en un acto de lavado de conciencia hizo lo mismo y se suicidó. Mi objetivo era hacer que Álvaro se sintiera tan solo como me sentí yo en mi infancia. Yo quería que tú le buscaras para que se diera cuenta de que rompió muchas familias, la de Bea y Begoña Carrasco, la mía y la de Laura. No me arrepiento de nada de lo que hice, es más… quiero hacerte sufrir todo lo que me hiciste a mi - Isaac gritaba, tenía los ojos desencajados.
Isaac sacó una pistola y pegó un tiro a Beatriz en la cabeza. Esta cayó al suelo.
- ¡PARA QUE VEAS LO QUE SE SIENTE CUANDO TE QUITAN A LO QUE MAS QUIERES!
Álvaro estaba llorando al lado de Bea.
- África, te ruego que me perdones, yo no lo hice por ti.
- Ese es el problema, que me has utilizado por venganza. Creía que estábamos tú y yo aquí por otros motivos, pero tenemos los mismos que ellos, Begoña tiene razón, nos mueve el odio. Adiós Isaac.
África corrió hacia la puerta, cuando estaba casi en el umbral, sacó un revólver y disparo cuatro tiros contra Isaac, que se derrumbó en el suelo. África salió de la casa, sin llorar, tranquila y serena. Cuando llegó al coche escuchó otro disparo u una voz que decía <<¡¡NO!! ¡ÁLVARO!>>. Álvaro había muerto también. Lo que mal empieza, mal acaba. África empezó en todo esto con un único motivo: limpiar el nombre de su marido, pero al final, las aguas turbias habían conseguido arrastrarla. Solo el odio la movía.
Entró en el coche y sonó el teléfono:
- ÁFRICA, SOY YO, RAQUEL, TENGO UNA MALA NOTICIA PARA TI, HAN ENCONTRADO A SOFÍA, TU HERMANA, MUERTA EN UNA BALSA CERCANA A LA CASA DE TUS PADRES, DEBES VENIR CUANTO ANTES A PALENCIA.
Eran las 21.53 cuando África aparcó el coche enfrente de la casa que había en la calle La Rosaleda, en el número 7, pero ella sabía que, en realidad, la visita a la casa no iba a ser igual que la del día anterior: hoy en esa casa, el misterio en el que pensaba las 24h del día iba a llegar a su fin.
No dudó en bajarse del coche y tocar a la puerta pero esta no se abrió, asique empujó ella. Dentro, había un gran recibidor, sucio y oscuro, con muchas puertas y justo enfrente una gran escalera que se ramificaba en dos al llegar al piso superior. La luz del sol apenas entraba por las rendijas de las ventanas tapadas con tablas. África se situó a un lado de la puerta de entrada, justo delante de otra gran puerta.
-¡África! - exclamó una voz en la puerta principal.
- Joder, Begoña, que susto me ha dado – África sintió una gran desilusión al ver a la jueza.
- Lo siento. ¿No te parece que ya va siendo hora de que me hables de tu? Hay confianza – Begoña utilizó un tono de voz amable, que no le pegaba para nada.
-Perdone mi sinceridad, pero yo no tengo ningún tipo de confianza con usted
La jueza se giró y se puso a observar un gran cuadro
- Hacía mucho que no entraba a esta casa –la jueza hablaba en un tono cariñoso, que tampoco le pegaba- Son muchos recuerdos. Esta es la casa de mi familia, donde nos hemos criado, mi hermana y yo. Son muchas las tardes en las que jugábamos aquí Álvaro, Bea y yo. Éramos muy felices. Ahora mira en lo que nos hemos convertido – el tono cambió, ahora mucho más furtivo- todo enemigos, guiados por el rencor y el odio, cada uno con una cara distinta, con una sola verdad, que en realidad, no es verdadera. Esta noche, todos los que estemos aquí estaremos por odio.
- Perdone que le diga, pero yo no estoy aquí por odio, estoy implicada en algo que no entiendo…
- Te equivocas – Begoña la interrumpió, en sus ojos se le notaba la ira – si estás aquí es porque tú has querido y, si, estás movida por el odio. En realidad nos odias a todos, incluso a tu marido, que fue capaz de suicidarse por una mujer a la que apenas conocías y sin ni siquiera contarte lo que pasaba.
- La que te equivocas eres tú. Es cierto que estoy aquí porque quiero, por supuesto, pero lo que me hace estar aquí es una única verdad, saber porqué Isaac hizo lo que hizo y porque no quiero que se manche su nombre para siempre. En cambio, jueza, usted no busca la verdad, busca culpables de algo que nadie sabe. Busca venganza con su hermana y todavía no sé porqué, solo quiere culpar de su mierda de vida a su hermana, ¿no es cierto?- África usó un tono un tanto exagerado para hacer a Begoña confesar.
- ¡CALLA! – la jueza estaba llorando- Si, yo odio a Beatriz, ¡si! Pero ella también me odia a mí: Éramos jóvenes. Yo, en julio empecé una relación con Álvaro, y cuando volví de estudiar ella me confesó que estaba embarazada de él… me había quitado toda mi vida. Y yo, aun encima la ayudé a abortar…
- ¡MIENTES! – una voz muy potente sonó en una de las escaleras. Bea bajaba por ésta.- Tu siempre mientes, tú me obligaste a abortar, fue por estas escaleras por las que me tiraste, ¿ya no lo recuerdas?
- Bea - Begoña uso un tono suplicante - ¿Por qué nos has citado aquí? ¿qué quieres de mi?
- ¿Bromeas? Yo he recibido la carta igual que todos, no las envié. Ni quiero nada de ti, bastante daño me hiciste ya.
- ¿Y tú a mí qué? ¿Eh? Me quitaste a Álvaro…
- No, él nunca te quiso… - Beatriz empezó a levantar la voz
- Es cierto, Begoña – Álvaro apareció por la otra escalera - Yo no quería nada contigo, te lo dejé bien claro, pero tú no me dejabas vivir, estabas obsesionada, enferma… De hecho, has vivido engañada, por ti misma, sin aceptar la realidad…
- Vosotros dos me destrozasteis la vida, una vida llena de escombros que nunca pude llevar adelante – Begoña estaba llorando de rabia.
- ¡¿Y qué querías que hiciera?! Algo que no sentía!!! PUES NO – Álvaro grito, se le salían los ojos de las orbitas.
- Sabes bien que Bea nunca te ha querido como yo.
- ¿Qué?- Bea saltó- Me hice pasar por lesbiana y me tuve que acostar con una anciana de 80 años por él…
- Eso no demuestra nada – La jueza se quedó sin argumentos - ¿y por qué lo hiciste?
- Te lo contaré yo - Álvaro bajó hasta el último peldaño, al lado de Beatriz y enfrente de África y Begoña- Yo, como vosotros sabeis, me crié con mis “tios”, una familia a la que supuestamente mi madre me vendió. El papel de Bea era enterarse de porqué lo hizo, utilizamos la soledad de mi madre para que Bea se metiese en su vida. Con el tiempo demostró que ella no quería abandonarme, sino que mi padre, el señor Albeleira la obligó. Fingí un suicidio para los medios para hacer aparecer a mi padre pero éste estaba muerto. La situación se me fue de las manos. Mi madre se enteró de mi defunción en Paris, asique no pude avisarla. Entonces, en el registro me enteré de que tenía un hermano. A los pocos días, mi madre se suicidó y mi hermano, autoculpándose, hizo lo mismo…. En unos pocos días me quedé sin padre, sin madre, sin hermano... sin mi vida…
- Pero…- África habló después de mucho rato- Se supone que tu sabias porque Isaac se suicidó.
- ¿Yo?, pero si yo a Isaac no lo conozco personalmente.
- Entonces, ¿porqué el me pidió que te buscara?
- Supongo que ya nadie te lo podrá explicar – Álvaro habló con un tono de pena aunque a él le daba igual.
África se movió, se colocó justo en el centro del círculo que se había creado. Empezó a girar y a hablar, mirando a las otras tres personas a los ojos.
- Te equivocas – su tono cambió radicalmente – Isaac me lo explicará.
- ¿Qué? – gritaron atónitos los otros tres – Isaac está muerto.
- ¿Seguro? – contestó África - Isaac no está muerto. La noche que me dijeron que se había suicidado, sus propios compañeros de la policía criminalística no me dejaron ver su cadáver, y junto antes de eso, en la comisaría cuando la jueza Carrasco me estaba interrogando, Julián, un policía, entró en la sala para decir que había muerto. Yo salí de la comisaria a las 22. 35 según el informe de la Jueza, pero, en el acta de defunción de Isaac ponía que la hora de su muerte fue 23. 15… ¿Me avisaron de su muerte un rato antes? En mi casa, el DVD que encontré de Isaac había sido puesto allí mientras yo estaba en la comisaría, su agenda estaba en blanco, por lo que sabía lo que iba a pasar, además de las flores del cementerio que tenía su padre, flores frescas. Él no solía leer en la cama, pero allí estaba el libro, una semana después de su muerte con la dirección de esta casa, ¿no creéis que son muchas coincidencias?
- Pero, entonces, ¿Isaac nos ha citado aquí? – Preguntó Beatriz.
- No, yo os he citado, a todos para aclarar todos estos acontecimientos – Contestó África- Yo os mandé las cartas ayer citándoos aquí, de hecho, me mandé una a mí misma, porque pensaba que Begoña vendría a esta casa ayer, y si volvía, ella debía ver que yo también tenía una carta. He pasado la peor semana de mi vida, y ahora quiero respuestas. Las tengo casi todas, pero me falta una – África levantó la vista y gritó - ¡ISAAC SAL DE DONDE ESTÉS!
Pasaron unos segundos muy duros para todos, finalmente:
- Aquí estoy – Isaac salió de entre una puerta a la espalda de Begoña. Se colocó cerrando el círculo, con África dentro – No, no sé qué decirte, solo te pido perdón…
- Dime tan solo el porqué.
- Está bien: Cuando yo era niño, mi madre se enteró de que mi padre tenía un hijo con la escritora esa, por esto, mis padres se separaron. Él siempre estaba pendiente de que a su otro hijo no le pasara nada, y mi madre, cayó en depresión y se refugió en el alcohol. Yo a mi padre casi no lo veía, tenía que vivir tirando adelante con mi madre. Hace cosa de algunos años decidí buscar a mi hermano Álvaro pero mi padre me lo impedía y nunca me contó nada. Cuando él murió tuve vía libre para encontrarle. Entre las cosas de mi padre encontré una carta de Laura Sanz poniendo que quería conocer a su hijo, y le recriminaba que se lo había robado. Me puse en contacto con Laura, haciéndome pasar por un “amigo” de Álvaro; yo le contaba cosas falsas de él y ella a mí lo poco que sabía. Cuando lo del falso suicidio, yo la llamé para contarle que se había suicidado porque estaba solo sin familia alguna, asique ella, en un acto de lavado de conciencia hizo lo mismo y se suicidó. Mi objetivo era hacer que Álvaro se sintiera tan solo como me sentí yo en mi infancia. Yo quería que tú le buscaras para que se diera cuenta de que rompió muchas familias, la de Bea y Begoña Carrasco, la mía y la de Laura. No me arrepiento de nada de lo que hice, es más… quiero hacerte sufrir todo lo que me hiciste a mi - Isaac gritaba, tenía los ojos desencajados.
Isaac sacó una pistola y pegó un tiro a Beatriz en la cabeza. Esta cayó al suelo.
- ¡PARA QUE VEAS LO QUE SE SIENTE CUANDO TE QUITAN A LO QUE MAS QUIERES!
Álvaro estaba llorando al lado de Bea.
- África, te ruego que me perdones, yo no lo hice por ti.
- Ese es el problema, que me has utilizado por venganza. Creía que estábamos tú y yo aquí por otros motivos, pero tenemos los mismos que ellos, Begoña tiene razón, nos mueve el odio. Adiós Isaac.
África corrió hacia la puerta, cuando estaba casi en el umbral, sacó un revólver y disparo cuatro tiros contra Isaac, que se derrumbó en el suelo. África salió de la casa, sin llorar, tranquila y serena. Cuando llegó al coche escuchó otro disparo u una voz que decía <<¡¡NO!! ¡ÁLVARO!>>. Álvaro había muerto también. Lo que mal empieza, mal acaba. África empezó en todo esto con un único motivo: limpiar el nombre de su marido, pero al final, las aguas turbias habían conseguido arrastrarla. Solo el odio la movía.
Entró en el coche y sonó el teléfono:
- ÁFRICA, SOY YO, RAQUEL, TENGO UNA MALA NOTICIA PARA TI, HAN ENCONTRADO A SOFÍA, TU HERMANA, MUERTA EN UNA BALSA CERCANA A LA CASA DE TUS PADRES, DEBES VENIR CUANTO ANTES A PALENCIA.
8 comentarios:
madre del amor ermoso!!! chema!!! que peazo final!!! ajajaja
me ha encantao tioo!!!
mañana te comento mas que me tengo q ir!!!
un abrazo
k xulo, un poco macabro pro beno
k no t puedo poner más na k esta enrike mirando
dew
ultimas noticias:
accidente en un instituto de elche de la sierra, al parecer un alumno de 1º bachiller ha sufrido un TERRIBLE accidente por las escaleras
que no chema que es broma que me ha gustao pero has matao a mucha gente...y tampoco era tan largo como decias
Cristina entonces no lo matamos?! Aunque el final s bueno, muy bueno (hay q reconocerlo) se merece tirarlo x las escaleras...
jajaja es coña nen!! un abrazo
beno ya te estoy escribiendo uno más largo peor esk kon el espectaculo k a armao rodrigo y enrrik el otro dia no estaba la cosa como pa meterse a internet
bueno un finalazo pero has matao muxa gente, y yo k pensaba k ese final no era
no lo habras hecho aposta ....
Miriam, aposta no, el final estaba escrito desde este fin de semana pero la idea era esa...
Cristina y Aitor... sin comentarios... muy amigos sois vosotros dos... os voy a tener que enoviar yo... jajajajajaja
Gracias a todos!
Jajajajaja... Chema, sabes que no!
eee!! to lo wapo el final!! jajaa
esoo si.. nano.. keda alguno vivo..??
la hamba esa parece toa la Lidia Bosch en Motivos personales.. sbrevive siempre!! jajaja!!
au Chemaa!!
Carlos Valencia!
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